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Desde el sexto piso del Carlos III se asoma un baño equipado con el traje de protección. / PAUL HANNA / REUTERS
Hay tareas del hogar que son menos onerosas que otras. Así, hay algunos en concreto que siempre dejamos para el próximo mes y nunca llega el momento de afrontarlos.
Una de ellas es la limpieza de las persianas, ya que supone un gran esfuerzo y un tiempo considerable del que en ocasiones no disponemos. Por eso, es importante conocer todos los trucos caseros que pueden agilizar esta tarea.
En cualquier caso, no es lo mismo limpiar una persiana por fuera que por dentro, sobre todo si no tenemos acceso a la persiana desde el exterior. Y también hay que tener en cuenta de qué material está fabricada nuestra persiana: madera, PVC, plástico, aluminio ... La naturaleza de cada persiana exige un tipo de producto diferente.
Por otro lado, el color también será determinante a la hora de limpiar ya que el blanco, que es uno de los colores más típicos de este elemento, es un poco más difícil.
Con un poco de jabón neutro y agua limpia, nuestras persianas se pueden pulir independientemente de su material. Sin embargo, cuando la suciedad está muy adherida, puedes utilizar productos más específicos (que no sean abrasivos) o utilizar un limpiador a vapor.
Si tenemos acceso al exterior de la persiana, la limpieza es mucho más fácil: el primer paso es bajar parcialmente la persiana para que las lamas queden abiertas y tengamos acceso a las ranuras donde se acumula la suciedad.
A continuación, tenemos que coger un cepillo de cerdas suaves y limpiar bien de arriba a abajo para deshacernos de la suciedad. Después de cepillar la persiana, debemos aspirarla tanto por dentro como por fuera.
Así, después de quitar todo el polvo, limpiamos un paño con agua y jabón neutro, de izquierda a derecha y de arriba a abajo. Y, cuando esté bien limpio, es importante secarlo con un paño de algodón y hay que dejarlo desenrollado y luego limpiar el interior.
Así, si no tenemos acceso al exterior de las persianas, la solución tradicional es abrir el cajón superior donde se enrolla la persiana.
Tendremos que coger una escalera y con un balde lleno de agua y jabón, limpiar la parte visible de la persiana enrollada. A continuación, desenrollamos un poco la persiana hasta que ya no podamos ver la parte que hemos limpiado y retiramos la suciedad de la siguiente ronda. Repetimos el procedimiento hasta haber limpiado por completo la persiana.
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